La república y el inicio de la lucha de clases
Los comienzos de la república romana estuvieron marcados por el enfrentamiento entre la élite oligárquica y la masa de la población, la plebe, que quedó exclu7ida de los mecanismos de participación política concebidos por el nuevo régimen.
La caída de los Tarquinos y el colapso de la Monarquía significaron un corte profundo en la evolución política de Roma. La toma del poder por parte de los patricios, las viejas familias-“gens”- aristocráticas de origen latino, sabino y etrusco que habían encabezado la revolución que derribó a Tarquino el Soberbio, trajo consigo un nuevo régimen, la república, cuya propia etimología (res pública: cosa del pueblo) ya anticipaba sus pilares básicos: representatividad y participación política, frente a la monarquía y el poder absoluto del período anterior.
Pero la república no supuso, en la práctica, el reparto equitativo del poder. La nobleza ocupó de inmediato todos los resortes del poder. La nobleza ocupó de inmediato todos los resortes del nuevo orden republicano y excluyó a la plebs, la amplia masa de la población, de la participación política en las instituciones. En esta deriva oligárquica se encuentra el germen del largo litigio que enfrentará a patricios y plebeyos por espacio de dos siglos.
Las instituciones republicanas
El nuevo régimen necesitaba nuevas instituciones para gestionar el poder de las viejas familias. Y el reparto de ese poder exigía, en virtud del principio de representatividad de la joven república, hallar una fórmula de equilibrio para evitar que ninguna de esas gens se alzase con la hegemonía política. Del consenso patricio nace la magistratura. La nueva institución es electiva y bifronte: dos magistrados elegidos por las familias patricias por un período de un año y que ejercen de manera colegiada sus responsabilidades.
Esclavos
La magistratura, que luego registraría una notable evolución con la inclusión de nuevos cargos (pretores, censores, cuestores), afianzó así la capacidad ejecutiva –por delegación- de la capa dirigente, mientras que la deliberada interinidad del cargo y su matriz electiva, fruto del acuerdo entre élites, neutralizaba las posibles tentaciones caudillistas en las que pudieran caer algunos magistrados díscolos.
Junto con los magistrados –más tarde llamados cónsules-, el Senado constituye una pieza de primer orden en la estructura del estado. Nexo entre el viejo régimen monárquico y el nuevo orden republicano, el antiguo consejo regio pasó a ser en la república una institución que fiscaliza la acción de gobierno de los magistrados. Convertido en cámara de representantes de la oligarquía, pues forman parte de los patres (las cabezas de familia aristocráticas) y los ex magistrados en número de 300 miembros, el Senado velará para que las decisiones tomadas por el poder ejecutivo no colisionen con los intereses de estrato dirigente.